De Ifá-Orisà y su vínculo con los Zodiacos

Espacio que pretende brindar información sobre la relación entre Ifá Orisa y los Astros

sábado, 4 de agosto de 2012

Más ataques

Aboru Aboye!

Mis mejores deseos para quienes lean estas líneas.

El ejemplo de hoy reitera la imperiosa  necesidad de profundizar en nuestras tradiciones afrocubanas para independizarlas y evitar su desaparición.


En el estudio y análisis del odu Otura Ofún (Adakoy) que realicé hace muy pocos días, me llamó la atención el vínculo que las historias de nuestro Enciclopédico establecen entre los territorios Yoruba y los del Calabar, cuna de los conocidos en Cuba como carabalies o abakuás. En el mapa actual de la región se puede  notar una enorme distancia territorial para aquellos tiempos, pero como no se muestran las fronteras entre territorios, lo admití y me centré en la palabra Adakoy.
En los diccionarios sólo encontré el vocablo yoruba  
Ádáko- dinero cotizado por los miembros de una organización y recibido en turnos por cada uno de ellos.
Recordé entonces que esa es una de las características que los investigadores cubanos
de los años 50 dieron sobre la Sociedad Abakuá procedente de los esclavos del Calabar africano. Como es lógico suponer, esos estudiosos eran de raza blanca y no iniciados, pues sólo ellos tenían el desarrollo intelectual para realizar esa labor e intentar hacerla pública, y llamaron secreta 
a la Sociedad porque mantenía riguroso hermetismo sobre sus rituales y principios.
Hay que decir que el abakuá se ha caracterizado por exigir principios a sus aspirantes e iniciados, 
que socialmente se han visto como proclives a la violencia, pero que respondían a las características de sus fundadores ancestrales.
Al siguiente día, el Diario de Cuba, publicaba el artículo de Iván García, Ñañigos del siglo XXI donde puede leerse ……Ser abakuá está de moda entre adolescentes y jóvenes capitalinos de barrios pobres y mayoritariamente negros. Los marginales de arrabal se conocen a la legua. Tienen su manera muy particular de caminar. Un lenguaje reinventado cada noche con nuevas jergas. Y un saludo distintivo: el beso en el rostro entre varones. Al mejor estilo de la mafia italiana.
A falta de AK-47, algunos cargan vetustos revólveres, armas de fuego caseras, que lanzan los proyectiles hacia cualquier dirección, o pistolas rusas Makarov hurtadas de almacenes militares.
De cualquier manera, tener una pistola en Cuba es un lujo. Lo habitual es portar armas blancas. 
Desde una afilada chaveta de zapatero, un punzón, un machetín recortado o una navaja de barbero.
La mayoría de los guapetones habaneros de calibre se refugian en las sectas secretas abakuá. Otros en la masonería. Ninguno va a misa los domingos. La religión católica no es lo suyo.
El columnista, a diferencia de los años 50, fustiga a los abakuá por no ser católicos. Parece que eso es un delito, y que desconoce o no ha tenido en cuenta que grandes exponentes de la cultura cubana contemporánea han sido tradicionalmente obonekues abakuá, y que Cuba es el último reducto de esa práctica ancestral en el mundo, hasta el punto de que nigerianos-norteamericanos-ingleses propiciaran un encuentro entre los nativos del Calabar y obonekues cubanos, para reactivar y recordar ritos ancestrales, que sólo en Cuba se mantienen. Esto para nada reiivindica que los jovenes delincuentes busquen cobijo, y lo encuentren, en estas sociedades, pero debe tenerse en cuenta que todos los delincuentes no son abakuás ni masones. Ni todos los ciudadanos ejemplares, católicos. 




En cuanto a la masonería, bastará con decir que muchos de los considerados grandes pensadores, intelectuales y propulsores de la cultura cubana, ni delincuentes ni negros, han sido miembros de las logias masónicas, que tanto respeto social y cultural tienen hasta nuestros días.

Wikipedia dice sobre los ñañigos Esta asociación surgió en las primeras décadas del siglo XIX en los momentos de mayor hostilidad hacia el esclavo y el negro quienes, ante el acoso, sólo hallaron un medio apropiado para evadir la represión: una agrupación mutualista bajo la expresión más desarrollada de su conciencia social, la religiosa.

Si dos siglos después continúa la hostilidad, unida a la falta de una filosofía actualizada, que pueda ser fuertemente sustentada por los seguidores, qué podremos hacer los afrocubanos con nuestras tradiciones?

Y hasta aquí por hoy egbón ati aburos.

Sólo nos queda unirnos y comunicarnos, para juntos actualizarnos y así defendernos de lo que se nos viene encima.

Mo jugba Ifá Orisa ati Muna, Ekue.

Okanbi