Jeyey Muna Ekue!

Mis mejores deseos a quienes lean estas lineas!


Después de escribir con admiración sobre Holanda y su mezcla multinacional, eché una mirada a mi pequeña tierra y sentí que le debía un escrito en ese sentido y, hoy quiero compartirlo con ustedes.
Como decía el gran Miguelito Cuní con Chapottin: ¡hoy siento gran emoción, pues voy a hablar de mi tierra!Somos los cubanos mundialmente conocidos por muchas facetas. Entre ellas destaca la religiosa.
Hoy, desde el plano familiar, quiero rendir homenaje a quienes llegaron maniatados desde el continente africano y nos dejaron, además de sus sufrimientos, sus tradiciones y su cultura para cuidarlas y desarrollarlas.
Nuestra Isla, a pesar de sus pequeñas dimensiones, ha sido capaz de sintetizar lo que los hombres y mujeres del inmenso territorio africano nos dejaron.
Hoy hablamos de los hombres del Calabar, en Nigeria.
De niño me contaba mi abuela que Juan Bautista Contreras fue el nombre que pusieron a mi tatarabuelo, un negro con dientes afilados, que logró escapar del barco negrero nada más llegar al puerto. Por tanto, nunca fue esclavo, ni cimarrón.
Se movía en los barrios de Guanabacoa y llevaba en sus bolsillos un extraño instrumento que le avisaba cuando se acercaba la policía, de la que huía rápidamente.
Años después supe que los hombres con los dientes afilados eran indomables y guerreros, y que los esclavistas evitaban tenerlos en sus dotaciones. Procedían del Calabar nigeriano, territorio Abakuá.
Por Abakuá o Ñañigo se conoce popularmente en Cuba al miembro de la sociedad secreta masculina Abakuá, la única de su tipo existente en el continente americano. Tiene sus antecedentes en las sociedades secretas de la región nigeriana del Calabar, con gran significación en el contexto religioso cubano pues ha preservado y transmitido, de generación en generación y por más de un siglo, los más auténticos valores de los ancestros africanos.
Recientemente un grupo de cubanos Abakuá(todos con bastones en la foto), fueron invitados al Calabar después que establecieron contacto con Abakuá nigerianos, que desconocían de la vigencia de la religión en Cuba y la conocieron por grabaciones. Se creó un Festival para rescatar, por medio de un intercambio lenguas y ritos olvidados en el Calabar, que siguen vigentes en Cuba. Este encuentro fue posible entre otros por Ivor (único blanco en la foto) norteamericano, que fue iniciado en el Calabar y que investigó sobre esa música en Cuba.
Juan Bautista y los demás como él, se sentirán felices de que hayamos sabido guardar sus tradiciones y contribuir a su vigencia.
Y hasta aquí por hoy hermanos,
seguimos divulgando para aprender
Okanbi